Descripción
Loyds
PICHÓN 3
Emecé
Páginas: 256
Formato: 14x22
Subtítulo:
Peso: 0.4 kgs.
ISBN: 978-950-04-4254-1
En merca, su primera novela, loyds construyó a un protagonista despreciable (johnny, un odiador serial cuyo combustible principal es la cocaína). En su spin off el autor se enfocó como anunciara su título en la mamá de johnny. Un mismo universo, el de un estrato social acomodado que intenta mantener sus privilegios con uñas y dientes, y una misma familia con sus consumos problemáticos narrados desde dos puntos de vista diferentes.
Ahora nos presenta a pichón, el hermano menor de la casa, un personaje reaccionario al que le encanta caminar por la cornisa, provocar, como el que cuenta chistes en un velorio esperando que todos digieran su humor negro, un ser machista, rancio y violento, que se resiste a los cambios de paradig-ma estaqueado a un tradicionalismo aún mayor que el de sus ancestros de alta alcurnia. Tras los sucesos de merca y la mamá de johnny llega la esperada tercera novela de loyds, que viene a completar la trilogía familiar, a través de la cual ejecuta un ácido retrato de esta clase social poco frecuentada por la literatura argentina contemporánea. Trilogía que puede leerse completa o en partes, junta o separada, y en cualquier orden. Como ha dicho reciente-mente el maestro de escritores santiago llach: loyds armó unas novelas a la mandíbula en las que retrata con la voz dislocada de un holden caulfield crecido y porteño a nuestra querida clase alta.
La obra de loyds, veloz, repulsiva y delirante, abreva de bret easton ellis (menos que cero, american psycho). También de otras altas voces sádicas del vacío existencial, como chuck palahniuk (el club de la pelea), edward st aubyn (la saga de patrick melrose) y michel houellebecq (el mapa y el territorio; la reciente aniquilación)... Desde ahí, describe otra argentina del sinsentido, en el nervio
de la ciudad, en una clase desatendida, con personajes que funcionan a fuerza de ansiolíticos, apariencias y excesos, y que perturban tanto que al final conmueven. Me cago en las minorías, en los desprotegidos, en los que no tienen voz. Pero no porque tenga algo específico en contra de alguno de ellos. Simplemente porque me chupa un huevo todo