Descripción
Marta Diana
Buscando el Reino
Planeta
Páginas: 520
Formato: 16x25cm
Subtítulo: La opción por los pobres de los argentinos que siguieron al Concilio Vaticano II
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 978-950493395-3
El 11 de octubre de 1962, convocado por el papa Juan XXIII, comenzó el Concilio Ecuménico Vaticano II, considerado uno de los acontecimientos del milenio. Más de dos mil obispos de todo el mundo ocuparon la nave central de la basílica de San Pedro para debatir siguiendo la consigna del aggiornamento: cómo interpretar los nuevos signos de los tiempos para la Iglesia católica. Entre aquellos obispos se encontraba Hélder Câmara, quien promovió intensamente la creación de grupos por la defensa de los pobres del entonces llamado Tercer Mundo. Dos obispos argentinos, Alberto Devoto y Enrique Angelelli, fueron protagonistas de aquellas reuniones, que culminarían en Roma con la firma del Pacto de las Catacumbas: un compromiso ejemplar de vida humilde en el ejercicio del ministerio puesto al servicio de los desamparados. La prédica de sus seguidores fue especialmente fértil en América Latina, donde florecieron iniciativas como el Manifiesto de los 18 Obispos del Tercer Mundo. La respuesta de los regímenes militares, que por entonces dominaban la región latinoamericana, produjo una terrible oleada represiva. En la Argentina de esos años, donde unos quinientos religiosos habían adherido al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, hubo más de cien víctimas desaparecidas, siete sacerdotes asesinados y cientos de personas exiliadas, prueba elocuente de que la opción por los pobres y la lucha por los derechos de los marginados y desvalidos implicaban un destino de martirio. En Buscando el Reino, Marta Diana, autora del recordado libro Mujeres guerrilleras, logra un texto profundo e incisivo, que reconstruye los difíciles años de la década de 1970 para la iglesia argentina posterior al Concilio Ecuménico Vaticano II. Sobre la base de un cuestionario, sacerdotes, religiosas, laicas y laicos hablan de su militancia cristiana, de su vocación y de aquellos sueños encarnados en el Evangelio que los llevaron a comprometer su vida en la búsqueda del cielo en la Tierra.