Descripción
Pierre Bourdieu
ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA
Fondo de Cultura Económica
Páginas: 271
Formato:
Subtítulo: Curso en el Collège de France (1992-1993)
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 978-607-167-786-0
Desde la segunda mitad del siglo XVII, una parte medular
de las propuestas de los economistas clásicos, como la de
Smith, se ha sustentado en una antropología en la que,
como contrapartida del sistema de mercado autorregulado,
habría un agente económico con una conducta tendente a
buscar el mayor beneficio, un ser egoísta, racional y
"maximizador" de ganancias: el Homo oeconomicus. Si
bien este concepto ha sido ampliamente criticado en el
seno de las ciencias sociales, a finales del siglo pasado
volvió a estar en el primer plano de la escena intelectual
bajo la forma de la llamada "teoría de la acción racional" y
de los desarrollos de la economía neoclásica.
En este sentido, la Antropología económica de Bourdieu,
que reúne una serie de clases dictadas en el Collège de
France en el curso 1992-1993 bajo el título "Los fundamentos
sociales de la acción económica", se propone dos
objetivos primordiales. Por un lado, mostrar que la
antropología subyacente a la ortodoxia económica no
sólo es inadecuada para explicar las conductas percibidas
como racionales, sino que produce además una deshistorización
de los agentes y de los universos económicos que
restringe nuestra capacidad para comprender su génesis,
lo que exige buscar alternativas que rescaten la dimensión
simbólica de las luchas económicas. Por otro, reintegrar
las conductas económicas en el encuadre de su teoría
de los campos. Esto implica la sustitución del Homo
oeconomicus del mercado entendidos como postulados
abstractos, ahistóricos por las nociones de habitus en
donde la acción de cada agente económico se explica por
su posición social y campo que define al mercado
como un espacio de conflicto entre actores en el marco de
una distribución desigual de recursos. A través de este
replanteamiento de los conceptos centrales de la economía,
Bourdieu se propone demostrar que las conductas
"razonables" no se explican por una conciencia calculadora
perfectamente lúcida, sino por disposiciones perdurables,
modeladas por una experiencia social, tanto colectiva
como individual.